29 de noviembre de 2009

Malacostumbrado

Ayer desperté y despertaste conmigo. Hace tiempo que no me visitabas y aún así tu presencia no era extraña en mi cama. La noche anterior la pasamos recordando viejos tiempos, aquellos en los que un par de cervezas nos embriagaban. Ahora ese licor servía para ayudarnos a recordar cuando eramos más jóvenes. Una noche más abrazados hasta quedar dormidos... tanta simpleza con tanto cariño. Una mañana más comenzando con una sonrisa y un rostro familiar.

Hoy desperté y tú seguías dormida. Era extraño tenerte a mi lado después de tanto tiempo de no haberte visto. Yo salí de la cama con mucho cuidado. Te veías tan tranquila y en paz que no quise perturbar tu sueño. Te volví a cubrir con las sábanas para que no tuvieras frío, pero no pareció importarte. Salí de mi cuarto dejándote dormida aún, y ahora que es momento de ir a la cama me pregunto dónde estás. Me comenzaba a habituar a tu cuerpo junto al mío y ahora eres tú la que se ha ido. Me atrevo a decir que me has malacostumbrado.

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