Hace un año exactamente tomé una decisión que en su momento se veía muy ridícula. Hace seis meses no creí que hubiera logrado mantener esa decisión y quise escribir al respecto pero al final decidí no hacerlo. Hace tres meses sentí la necesidad de compartirlo y simplemente no hallé el tiempo para hacerlo. Y hoy, exactamente un año (con un margen de error de unos cuantos días) después me decido a compartir esto con quien sea que quiera leerlo. Hace un año, después de unos meses en el extranjero, mi opinión sobre muchas cosas había cambiado y mi visión la vida buscaba un nuevo par de lentes, uno RayBan de preferencia. Ese fue el momento en el que decidí que si quería ser parte de un cambio en este mundo debía comenzar por mí mismo, simplemente tener esa congruencia que hoy lucho día a día por conservar.
Todo comenzó en el momento en el que decidí que durante mi intercambio iba a tomar cursos sobre energías renovables y control de contaminación. Lo que creí que iban a ser cursos superficiales sobre ecología y las 3 R's [reciclar, reducir y reutilizar, por si se les olvidaron] fueron realmente una clase intensa sobre análisis energético de turbinas, celdas solares y demás energías renovables; y otra sobre estricto control de contaminación y regulaciones para proyectos energéticos. Cinco meses después estaba de vuelta a la realidad mexicana donde la gente sigue usando bolsas de plástico en el súper y avientan latas de coca-cola por la ventana del coche.
La decisión que hace un año tomé parecía sencilla y estúpida, pero en realidad es solo un pequeño paso hacia algo más grande. Ese paso fue el de "no usar más servilletas"... mismo que 12 meses después se ha convertido en "reducir mi consumo de papel a lo mínimo necesario". Este nuevo reto demostró ser bastante complicado desde un inicio. Cuando comencé, mi intención era dejar de usar servilletas por completo, pero siendo realistas es casi imposible comerse una pinche torta ahogada sin usar al menos una servilleta. Aunque eventualmente lo logré, solo se trataba de comer de manera más cuidadosa y siempre con cubiertos (aquí quiero agradecer a mi abuela paterna por obligarme a siempre usar los cubiertos).
Para aquellos que me conocen saben que soy de mente ecológica impulsada por energías renovables, pero más que solo informarme sobre cuestiones de energía verde he decidido que si quiero lograr un cambio debo comenzar primero por mí mismo. Y eso es lo que esto es, primero demostrarme a mí mismo que es posible no usar tanto papel para después poder hablar desde el corazón cuando diga que de verdad creo que este mundo debe reorganizar sus prioridades energéticas.
Es por eso que este post llega hasta ahora, para demostrar que SI SE PUEDE... y también porque "un año con un consumo de papel mínimo" se escucha mejor que "ocho meses con pocas servilletas". Y como recientemente me dijeron por ahí, actitud contagia actitud. Hoy me da orgullo ver que gente que me rodea ve mi esfuerzo y ahora piensa dos veces si necesita de verdad tantas copias de un papel o considera mejor comprar desechables biodegradables. Se que mi pequeña acción de minimizar mi consumo de servilletas no salvará bosques, pero sí me motiva día con día para seguir contagiando ese espíritu, para predicar con el ejemplo, y más que nada me da la fuerza para hacer algo por ayudar al planeta en el que vivimos.
Para aquellos que aún estén leyendo esto, se que esta pequeña cruzada contra las servilletas puede sonar muy hippie, pero es algo que simplemente necesitaba hacer para probarme algo a mi mismo. Y no quiero sonar como kilométrica cadena de messenger diciendo que si no lo hacen ustedes se van a quedar calvos. Pero sí los quiero invitar a que de vez en cuando piensen en el impacto que sus acciones tienen sobre la tierra en la que caminan. Y si creen que no comprar servilletas es muy extremo, siempre hay otras acciones que pueden realizar. De mi parte solo diré que quiero que esto crezca, que seguiré tratando de consumir menos papel, y que le agregaré un poco más de dificultad... porque aunque las acciones de una sola persona pueden parecer insignificantes, creo que yo aún tengo mucho más que dar.
La madre Teresa de Calcuta lo decía de una forma más bonita: "A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota."
ResponderEliminarY por si eso no fuera suficiente.. La gota de agua perfora la roca... no por su fuerza, sino por su constancia.
=)