26 de enero de 2010

Es culpa de la lechuga

A este 26 de enero de 2010 van un vuelo de avión, 40 nuevos amigos, 4 materias, 3 galones de leche, 20cm de nieve, -25ºC, 3 películas, 1 libro, 2 playeras, 1 par de botas, 376 fotos, 3 roommates, 3 botellas de vino, 2 de vodka, 1 de whiskey y 10 cervezas.

Después de ese breve recuento lo único que puedo decir es que, en efecto, todo es culpa de la lechuga. Desde el momento en que llegué a Calgary mi vida ha cambiado bastante y me atrevo a culpar a la lechuga por muchos de esos cambios. El primero de ellos siendo obviamente mi alimentación, así que permítanme explicar. En esta país la gente se alimenta de mucho pan. Todo viene con pan, en pan, sobre pan, o de plano es pan. Es por esto que me propuse alimentarme no solamente de harinas y comenzar a incluir vegetales en mi dieta. Lo extraño es que con todo y pan me paso los días con hambre, y no porque no coma. Culpo a la lechuga de esto ya que alguien alguna vez me dijo que una lechuga proporcionaba menos calorías de las que se necesitan para descomponer su molécula... traducción: te quita más de lo que te da [no @Tritza, no es albur].

Otro punto es que culpo a la lechuga por la poca variedad de alimentos en el super. He ido a tres supermercados diferentes y en todos pasa lo mismo. Generalmente solo hay 2 o tres marcas de cada cosa, pocas opciones de donde escoger. Pero en el momento en el que llegas al pasillo de los aderezos te das cuenta de que has caigo en un hoyo que no lleva al País de las Maravillas. En estos supermercados hay una variedad de aderezos impresionante. Así que después de aplicar un poco mi pensamiento (i)lógico deduje que la lechuga es la culpable ya que es parte primordial de las ensaladas y las ensaladas son el objetivo de todos esos aderezos.

La lechuga también es la culpable de la nostalgia en mi interior. El otro día mientras comía una deliciosa baguette de queso brie con arándano (lechuga incluida, claro) comencé a recordar mis mexicanas comidas diarias carentes de verduras. Un pensamiento llevó al otro y es así como esas deliciosas baguettes siempre me hacen recordar la comida de mi madre (sin lechuga), la pasta especial Tío Brasil (sin lechuga), la Turbo-carne (sin lechuga), las noches de baguettes (sin lechuga) y demás platillos mexicanos capaces de ser no acompañados de lechuga.

El comer tanta lechuga solo me hace recordar aquellos tiempo en que me preguntaban "y su jocho con qué???", a lo que yo respodía "sin verdura, por favor". El día de hoy especialmente la lechuga me recordó a mi querido Sr. R quien hoy celebra un año más de vida. Tantos momentos inolvidables con un gran amigo... y todo ellos carentes de lechuga.

Por último, culpo también a la lechuga de que cada día yo disfrute más de este increíble viaje en el que me encuentro. La lechuga estuvo presente cuando descubrí el bizarro mundo de las Pitas. La lechuga me acompañó en el mejor lunch que he tenido hasta ahora (pepperoni-pizza baguette). La lechuga se estuvo también en mi primer día de clases canadienses, el día que conocí a mis roomies, el día que fui al doctor, el día de mi primer quizz, y la primera ida al super entre tantos otros momentos.

Si, la lechuga es la culpable de muchas cosas en mi vida. Pero al final creo que no me puedo quejar. He aprendido a querer con la lechuga, y no es culpa de nadie más que de ella.

2 comentarios:

  1. jajajajaja... me hiciste recordar las ensaladas aburridas de la cafe... esos días en los que me cansaba /aburría de comer.. y adivina qué.. ¡Tenían lechuga!

    jajajajajaja .. Te quiero y extraño.. espero algún día probar un pepperoni-pizza Baguette.. Sigue disfrutando todo.. Cuídateee y manténme informada ;)

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  2. jajaja, esa lechuga, no se por que, pero cuando, siento que es un alimento ¿aburrido? no se por que lo pienso, pero asi es...

    Pero vaya que si lo sabes acompañar, no sabe tan mal :P

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