12 de abril de 2009

Grata compañía

El día lo comenzamos trabajando y conforme las horas pasaban el resto del equipo iba desapareciendo. Estábamos tan concentrados en el trabajo que sin darnos cuenta ya se había hecho tarde. Solo ella y yo quedábamos ya, poco faltaba para terminar. Cuando la edición concluyó era hora terminar con el video. Mientras la computadora hacía lo suyo, fuimos al televisor para tomar un pequeño descanso. Lo mejor que encontramos fue un episodio viejo de Smallville. Nos sentamos uno al lado del otro a ver como la televisión nos mentía sobre la juventud de Superman, pero no nos importó, la televisión solo fue ruido de fondo para nuestra plática. Cuando el capítulo terminó me dirigí a la computadora solo para ver un mensaje de error en la pantalla, tendría que comenzar todo el proceso de nuevo. Una vez preparado todo, por segunda vez, decidimos cenar algo. Cereal, leche, un sándwich, algo ligero.

Conforme las horas pasaban y los errores seguían apareciendo, ella decidió que no sería justo dejarme solo en la última etapa del trabajo y propuso quedarse a hacerme compañía. Llamó a su casa avisando que no llegaría y que ya sabían donde encontrarla, yo sonreí por ver que tendría a una gran amiga a mi lado por el resto de la noche para mantenerme despierto. Una vez estuvo listo todo, regresamos a la televisión mientras la computadora hacía lo suyo. Lo mejor al aire, la repetición del capítulo de Smallville que habíamos visto horas antes. Decidimos ponerle un poco más de atención, aunque como siempre terminamos sumergido en nuestra propia charla.

La noche se hacía más oscura y la casa se quedaba en silencio. El resto de la familia se había ido a dormir mientras nosotros asegurábamos que faltaba poco, pero otro mensaje de error nos desmentía. Platicamos, pasamos momentos en simple silencio, recordamos aventuras y vimos una vez más aquel capítulo de Smallville por tercera vez. En esta ocasión le hicimos caso al final, ya casi nos aprendíamos los diálogos. Eran entre tres y cuatro de la mañana, ya queríamos ver el trabajo listo.

Cubiertos por una abrigadora colcha nos quedamos dormidos juntos en el sillón de la sala. Las voces del televisor nos arrullaron hasta quedar uno al lado del otro. Un poco tranquilos descansamos el poco tiempo que nos quedaba, teníamos fe en los últimos cambios hechos al video. Horas antes ella se había preocupado por lo dirían en su casa, sabía que de vernos ahí dormidos sus padres se molestarían, pero en mi casa nadie diría nada. Éramos únicamente dos amigos apoyándose el uno al otro. En ese momento ya nada importaba, solo queríamos terminar el trabajo.

Dormitamos en paz un poco de tiempo, hasta que los primeros pasos del nuevo día llegaron para avisarme que debía ir a ducharme. Al regresar, ella ya estaba sentada en la mesa y me esperaba para el desayuno. Había sido verdad, se había quedado acompañándome como la verdadera amiga que era. Le agradecí su compañía y me dispuse a comer mi abundante desayuno. Ella solo tomo una taza de leche. Antes de irnos apagué la tele, una repetición más de Smallville estaba comenzando, nada que no supiéramos ya.

Después de las complicaciones con el video todo estaba listo al fin. Íbamos a presentarlo en unos minutos más. Sabíamos que pudimos haberlo hecho mejor, pero en ese momento ya no había nada que pudiéramos hacer. Me paré de mi asiento y voltee a verla, nos dirigimos una sonrisa y supe que todo saldría bien. Presioné el botón que decía PLAY y regrese a mi asiento junto a ella para admirar nuestra obra de arte.

Todo salió a la perfección.

1 comentario:

  1. bueno, por lo menos los errores cedieron.. jajaja

    que bueno que disfrutaste la buena compañía =D

    ResponderEliminar