Hace 20 años (más 4 días y unas cuantas horas) inhalé por primera vez el oxigeno presente en la atmósfera de nuestro planeta Tierra. A partir de ese día, y como es tradición en casi todo el mundo, cada año celebro de alguna u otra manera el aniversario de mi llegada al mundo. Mis primeros cumpleaños fueron toda una fiesta. Mi madre gastaba grandes cantidades de dinero en fiestas que eran tanto de ella como mías. Pero a los dos años eso no me importaba mucho, yo solo disfrutaba de los regalos, payasos, dulces y juegos. Después llegaron los clásicos festejos en preescolar dentro de la misma escuela con tus compañeros de clase. En primaria los cumpleaños eran momentos de escape de la escuela. En la secundaria eran momentos de escape de tus padres. Es aquí donde comienzo con el conteo de mis últimos festejos.
Hace cinco años llegaron mis “quince primaveras” (nunca me ha gustado como se oye) en dos ocasiones. En horario de la ciudad de México cumplí quince años en un avión, pero en horario del otro lado del charco cumplí quince años en las tierras de la Reina Elizabeth. Mis quince años fueron celebrados al lado de muchos de mis amigos por quince días en diferentes partes de Europa. [Cumpleaños ganador hasta el momento]
Hace cuatro años recuerdo haber ido a comer a un lugar llamado McDonald’s con mis nuevos amigos de la prepa, después me disponía yo a seguir festejando con los de la secundaria. Fue en ese momento cuando recibí una llamada de mi madre diciéndome que siempre sí nos iríamos de viaje y que debía ir en ese preciso instante a la casa a preparar mi maleta para irnos a una playa llamada Huatulco. El viaje fue bueno, pero trunco mis planes de festejo.
Hace tres años la verdad no hice gran alboroto. Por las fechas hubo un divertido viaje a Six Flags y una visita con un muy buen amigo, el Señor de las Piñas, a un colorido pueblito en el estado de Veracruz.
Hace dos años, cuando cumplí la mayoría de edad, el plan era una taquiza con amigos cercanos. Realmente pretendía ser reunión de los papás de mi nuevo grupo de (muy buenos) amigos. También esperaba yo viejos amigos de la secundaria. No estuvo mal la reunión, pero pasaron muchas cosas que no la dejaron ser la fiesta que pretendía ser. El día exacto de mi cumpleaños tengo buenos recuerdos de dos de mis mejores amigos, el Señor Filosofal y mi Mejor Amiga, sentados a mi lado en el cine. Siempre han estado conmigo y por eso nunca los olvidaré.
Hace un año mi cumpleaños coincidió con las maravillosas vacaciones de Semana Santa. Esto dio paso a lo que parecía ser un prometedor viaje a Puerto Vallarta. El viaje resultó no ser tan divertido, el mal clima y un poco de desinformación frustraron el viaje. El día de mi cumpleaños lo pasé sobre un navío poco estable en un mar muy alborotado. Esto dio como resultado el no desembarcar en una playa, el tener que asolearme en el último piso del barco, y en muchas personas mareadas (lo cual no olía muy bien). Lo que rescató el día fue una abundante comida en Chilli’s, donde la mesera me regaló un brownie con helado por motivo de mi cumpleaños. Una cena inolvidable al lado de mi querida Princesa, mi respetada Reina, y el buen Pimo.
Este año me dispuse a celebrar por una semana entera mis veinte años. El viaje comenzó con un viaje a la playa (ver Memorias Playeras - Cuyutlán) desde viernes hasta el lunes. El martes fui con amigos a un bar cercano a recibir mi cumpleaños. El staff del bar fue muy considerado y me dio como regalo un trago llamado Arcoiris. Muchos abrazos y fotos después era hora dormir un poco antes de seguir con las festividades. El miércoles, día exacto de mi cumpleaños, fui a tener una plácida comida con los mismos y otros amigos. Posteriormente fuimos a casa de una amiga a partir el pastel y jugar un poco. El Jueves fue día des descanso para todos, solo un pequeño brindis entre amigos. El viernes fue el día de la sorpresa mayor. Secuestrado por tres amigos, vendado de los ojos y sin idea de qué esperar gritaba yo “¡¡¡AUXILIO!!!” cada vez que alguna ventana bajaba. La verdadera sorpresa fue el recibir un abrazo de alguien aparentemente extraño. Era la Princesa que llegaba a la ciudad que me educa para pasar a mi lado los últimos días de festejo. Ese día fuimos a comer juntos y a ver una película muy aclamada en los últimos premios de la academia. El sábado tuvimos un activo día en el zoológico de la ciudad y después una abundante cena en un lugar llamado Outback. El día de hoy la Princesa ha regresado a la ciudad donde yo vivo sólo 2 meses de todo el año pero igual llamo hogar. Sin duda, uno de los mejores festejos que tendré por motivo de mi cumpleaños.
Gracias a mi Princesa por haber venido, a la Reina por haberla dejado, a la Mujer de Hojalata por idearlo, al Águila por conspirar, a la Damisela por su cooperación, al Caribeño por su ayuda, y al resto de los amigos por haber celebrado a mi lado este cumpleaños.
"El Jueves fue día des descanso para todos, solo un pequeño brindis entre amigos." y de un accidentado pingüino =D
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